Las acciones en el campo de la orientación deben acompañar al conjunto de los alumnos, en su tránsito por los distintos ciclos. Los alumnos que presentan mayores dificultades requieren de un monitoreo, que debe ser desarrollado en cada centro educativo, a partir de las acciones coordinadas de los docentes y los técnicos que integren los equipos multidisciplinarios. Oyaziwo y Ikechukwu, dos autores nigerianos, sostuvieron que las escuelas deben contar con programas "que incluyan orientación, redireccionamiento, refuerzo y estímulo”. (Oyaziwo y Ikechukwu, 2002, 87)
Algunas acciones para el trabajo en orientación con los escolares podrían ser[1]:
- Seguimiento de todos los alumnos, identificando las necesidades especiales.
- Desarrollar actividades de información educativa y ocupacional en el último año escolar (incluyendo las visitas a instituciones de educación media y técnica)
- Preparar la transición a secundaria.
- Evaluar la situación psicosocial de los alumnos, para estar en condiciones de recomendar intervenciones específicas para alguno de ellos.
- Focalizar acciones específicas para aquellos alumnos que se identifiquen como candidatos a la deserción. No se debe olvidar que la educación es el salvoconducto a la inclusión social para amplios sectores de la sociedad.
[1] Listado adaptado de lo planteado por Oyaziwo, A; Ikechukwu, B (2002) “Las funciones del orientador escolar para minimizar el abandono escolar de los adolescentes”, en: Revista Internacional e Interdisciplinaria de Orientación Vocacional Ocupacional; “Orientación y sociedad” Volumen Nº 3, La Plata. Universidad de la Plata , p. 87
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