Miguel Carbajal Arregui
(extracto del capítulo: El aporte metodológico del orientador publicado en Balaguer, R; Carbajal, M y Correa, L. (2014) Orientación educativa. Enfoques y herramientas. Montevideo: Psicolibros-Waslala.)
“En
orientación, gran parte de las intervenciones se desarrollan mediante el
trabajo en grupo, a través de diversos dispositivos y técnicas. En este
artículo se analizarán algunas, para lo que se cotejarán los comentarios de
algunos autores, así como el detalle de situaciones grupales problemáticas. Se
planteará que, con independencia de las técnicas elegidas, la herramienta
principal en la orientación es el propio orientador que, con su accionar, puede
promover la autonomía y acompañar el crecimiento de los individuos. Para
hacerlo, desarrolla sus acciones con diversas poblaciones en escenarios que
son, también, diversos.
En el campo de la orientación confluyen
distintos enfoques, que se han ido construyendo
y de-construyendo, a partir de las necesidades de cada época. Para algunos autores, la orientación
educativa (en adelante, O.E.) se ocupa del diagnóstico y tratamiento de las
dificultades de aprendizaje.
Según
ese enfoque, los orientadores, luego del diagnóstico, deben fijar un plan
específico. “La orientación sería prescriptiva, el sujeto debe someterse a las
indicaciones y seguirlas y la acción sería necesariamente puntual en el tiempo,
cesa cuando la dificultad se ha superado” (Rivas, 1988: 30). Considerada de ese
modo, la O.E. es un campo acotado de intervención, generado para los alumnos
con necesidades educativas especiales, y nutrido de los conocimientos de unas
pocas disciplinas (tales como la psicomotricidad, psicopedagogía y psicología).
Para otros autores la O.E.,
tal como indica Ribeiro: “es responsable del auxilio de los individuos como un
todo, o sea en todas las esferas de su desarrollo (personal, profesional,
comunitario, social, educacional, sexual, familiar)” (Ribeiro, 2011: 23). Según
ese enfoque, el campo de la orientación es amplio, e involucra a educadores,
pedagogos, psicopedagogos, psicólogos, trabajadores sociales, entre otros
profesionales. Para la elaboración de este artículo, se parte de la base de que
la O.E. se ocupa de la prevención, promueve el desarrollo personal y la
autonomía de todos los alumnos (Carbajal, 2003, 2007, 2011). La detección y
tratamiento de las dificultades de aprendizaje es sólo una de sus áreas.
Al
tratarse de un campo de intervención amplio, que se nutre del trabajo de
múltiples disciplinas, uno de los desafíos de los orientadores es el de sostener “la tensión
que se genera entre las especialidades disciplinarias y los saberes
transversalizados...” (Fernández, 1990: 27).”
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