miércoles, 16 de marzo de 2011

La orientación vocacional como proceso


"Nunca imaginé que el proceso sería así. Al principio antes de llegar hasta acá pensé que era una cosa de un día (como mucho dos) y que sería algo parecido a un cuestionario, así que cuando me enteré que todo el proceso tardaba de ocho a diez sesiones me sorprendí. Las primeras veces me sentí algo incómodo, es decir, me parecía que hablar sobre mi futuro con un extraño, sería un tanto complicado. Pero después me di cuenta que no era como pensaba y me fui soltando más. 

Lo que trabajamos me gustó, y también me di cuenta de que antes de llegar acá estaba muy poco informado sobre lo que eran los diferentes trabajos. Me gustó conocer, y al mismo tiempo que conocía una ocupación, también me gustó verme haciendo eso, y así darme cuenta de lo que me gustaba y lo que no. En resumen, el proceso me ayudó a enfocarme directamente en lo que yo quiero para mi futuro, ya que antes de venir no tenía idea de nada. Me gustó trabajar así”.


Estas líneas  las escribió, palabra por palabra, Joaquín, de dieciséis años, hace unos días cuando se le pidió que hiciera una devolución por escrito, de su experiencia al finalizar una orientación vocacional. El adolescente comenzó por identificar a la orientación como un proceso. Relató que concurrió a consulta creyendo que en un par de encuentros un “especialista” le daría el resultado de un cuestionario, donde se descubriría por donde viene su vocación. Joaquín esperaba que le hicieran un “test vocacional”, sin embargo recibió una propuesta diferente. Los abordajes en orientación vocacional han cambiado a los adolescentes o lo jóvenes que consultan se les ofrece participar de un espacio donde irán pensando acerca de su futuro, a partir del trabajo sobre algunos ejes temáticos. Lo abordajes actuales ubican a quien consultan el lugar de un protagonista que reflexiona acerca de sus proyectos de futuro. Por supuesto que quien consulta no reflexionará en solitario sino que lo hará acompañado por alguien que le propone una hoja de ruta. En el proceso no se comienza trabajando sobre la información ocupacional, pero como resaltó Joaquín, ésta juega un importante papel, en los procesos individuales o colectivos. De todos modos debe tenerse en cuenta que el trabajo informativo debe hacerse de forma gradual, procurando que no el joven no resulte agobiado por una información que puede resulta vasta. Joaquín relató como se cumplió uno de los objetivos del trabajo informativo: al aumentar el caudal y la calidad de la información que poseía pudo imaginarse desempeñando distintas ocupaciones. Ese fue uno de los elementos importantes que lo ayudaron a ir eligiendo y descartando.

martes, 15 de marzo de 2011

La previa. El consumo de alcohol entre los adolescentes.

Publicado por Editorial Santillana, sello Aguilar.
ISBN: 978-9974-95-632-2
Rossi, Carbajal y Bottrill.
La previa.el consumo de alcohol entre los adolescentes.
Guía para padres y educadores.

(Orientación Educativa)

"La idea de que pueda existir un mundo sin drogas es una utopía. Los adultos debemos saber que los adolescentes siempre se han topado, y se toparán con la sustancias. Como plantea Funes, el desafío que tenemos por delante es el de ayudar a que los adolescentes aprendan a vivir en este mundo -donde las drogas existen- sin ser destruidos" del prólogo de libro.

catálogo de la editorial
para comenzar a leer el libro

lunes, 31 de enero de 2011

Educación: los adolescentes uruguayos


Algunos datos sobre la realidad educativa de los adolescentes uruguayos*.

La educación primaria tiene en Uruguay un alcance casi universal, por ese motivo en ocasiones se pierde de vista que en el país hay tanto un sector de analfabetos, como de individuos que presentan  severas dificultades en esa área.
Al trabajar en Programas de Formación Sociolaboral con jóvenes desertores del sistema educativo queda de manifiesto las graves carencias en el manejo de la lecto-escritura o del cálculo de quienes solo han culminado su educación primaria. Algunos de ellos, con el correr de los años, y por la falta de ejercicio de esas habilidades cognitivas, se han ido transformando en analfabetos funcionales que necesitan de un apoyo específico en esa área, de lo contrario presentarán importantes dificultades para acceder a una formación que los habilite a empleos mejor remunerados. Si bien la mayoría de los niños uruguayos finaliza primaria. Entre los 13 y 14 años se presenta un aumento significativo del abandono de la educación. Cerca del 13% de quienes ha terminado primaria no aprueban el primer año de Ciclo Básico. Si bien en el segundo y tercer año del ciclo la proporción de abandono es menor, ésta vuelve a incrementarse en cuarto año. La probabilidad de que quienes aprueben tercero de liceo no culminen el año siguiente es de 17.5%. De los datos que obtenidos a partir de la Encuesta Nacional de Adolescentes y Jóvenes (2008) se sabe que casi el 30 de la población urbana total no ha logrado finalizar el Ciclo Básico. 

De los jóvenes entre 20 y 29 años sólo el 36.5% culminó la Enseñanza Media y de éstos únicamente el 25.6 arribó a esa meta sin presentar rezago. El rezago, de por si, es considerado un importante factor de riesgo. Tanto el abandono, como el rezago, se presentan con una mayor frecuencia entre los menos favorecidos.

Si se compara los porcentajes a nivel regional, los niveles de egreso de estudiantes ubican al país en el promedio de Latinoamérica, pero muy por debajo  de algunos países con niveles similares de desarrollo humano como Argentina o Chile.

Si se analiza  el rendimiento de los estudiantes uruguayos, ése es, en promedio, uno de los más altos de América Latina, pero existe una importante brecha entre el rendimiento  entre los alumnos que pertenecen a los sectores sociales mas desfavorecidos y quienes pertenecen a un contexto mas favorable. Esa desigualdad debería ser tenida en cuenta a la hora de pensar en la educación como un factor determinante para la movilidad social de los sectores menos favorecidos.

Los datos manejados aquí  han sido recogidos del documento “Juventudes en Uruguay En que andamos y cómo somos”. Mides Julio 2010